El arte de la comunicación en nuestras abejas

El arte de la comunicación en nuestras abejas

Censamos actualmente alrededor de 20 000 especies de abejas. Entre ellas, encontramos las especies de tipo Apis, que producen la miel que consumimos. Las abejas son insectos eusociales, es decir que se trata de individuos de una misma especie viviendo juntos, pero organizados en diferentes castas. En las abejas melliferas (Apis mellifera), se distinguen 4 castas: la reina fértil, las princesas, los machos y las hembras trabajadoras estériles quienes constituyen la mayoría de la población de la colonia. Las trabajadoras   mantienen la colmena limpia, construyen en ella los panales de cera, se encargan de los jóvenes y buscan comida.


Illustraiones de las tres castas adultas en las abejas melliferas (Alemayu Gela Bayeta, Molecular Analysis during the embryo development of honeybees. Lambert.2014)


Entre las trabajadoras, encontramos las pecoreadoras y las exploradoras. Las exploradoras son pecoreadoras que hicieron una acción de comunicación ante las otras abejas con el fin de indicarles fuentes de comida. En efecto, esas van a comunicarles a las pecoreadoras las informaciones necesarias para que puedan encontrar la comida ellas mismas. Para eso las exploradoras pueden mandar informaciones sobre el olor de la comida,  la dirección y la distancia por recorrer.


¿De qué manera se transmiten las informaciones ?



Su lenguaje fue inicialmente descrito por el etólogo Karl von Frisch durante sus trabajos sobre las abejas melliferas que le han permitido obtener el premio de fisiología o medicina en 1973. Para ese modo de comunicación, encontramos dos tipos de bailes. Cuando la comida se sitúa a menos de 75 metros, la abeja realiza un baile en redondo. Y si la fuente de comida se sitúa a más de 75 metros, la abeja baila en ocho. En el baile en redondo, una abeja hace unos movimientos circulares rápidos y cada uno empieza por una breve agitación del abdomen. La bailadora se para repentinamente a la mitad del círculo e invierte su dirección con el fin de realizar un mismo círculo en la dirección opuesta antes de volver a empezar. El baile en redondo puede parecer diferente del baile en ocho debido a la falta de zarandeo lineal (línea en zig-zag del baile). Sin embargo se trata simplemente de una versión más corta de aquella. Los investigadores han llegado a la conclusión que tan solo existía un tipo de baile en las abejas melliferas, el baile en ocho. En aquél, las abejas van a hacer variar la inclinación de su carrera en línea recta en función del angulo de la superficie del rayo de sol pasando por la colmena y la fuente de comida. La velocidad de la repetición de este baile indica la distancia por recorrer hasta la comida. 


Esquema del las abejas. A la derecha, el baile en rendondo para la comida a menos de 75 metros. A la izquierda, el baile en ocho para la comida a mas de 75 metros.


Esquema de la orientacion del baile en ocho por la exploradora en funcion del sol y de la comida.



¿Cómo se mide la distancia ? 


Se mide con los movimientos de las imágenes recibidas a través de los ojos de la abeja durante su vuelo. Como todos los insectos, las abejas tienen ojos compuestos. Los ojos con facetas están constituidos de omatidios, unos receptores sensibles a la luz. Puede haber millones en un mismo ojo. Este tipo de ojo es un detector muy eficaz de movimientos. En el caso de nuestras abejas, sus ojos reaccionan entonces con más facilidad a las flores sopladas por el viento que a las flores inmóviles.


Esquema de ojos compuestos en un atropodo (una abeja). Fuente : Passion entomologie.


Además, las abejas melliferas teniendo la capacidad de ver también los ultravioletas, encontramos placas ultravioletas en las flores permitiendo a las abejas orientarse hacia el néctar y así facilitar la polinización de los vegetales.


Fotografia de un iris amarillo (Iris pseudacorus) en lo visible (izquierda) y en ultravioleta (derecha). Fuente : https://www.imagingtheinvisible.com/photo_15635255.html



El baile de las exploradoras se ejecuta en 2D. Durante ese mismo, se va a encontrar unas espectadoras y unas seguidoras. Se puede descomponer su comportamiento en varias etapas. Las abejas listas para seguir detectan y localizan la bailadora. En un segundo momento, las acompañan a menudo varias veces en sus repeticiones de movimientos. Por fin, después de haber seguido varios ciclos, algunas pueden volar en las afueras de la colmena y buscar la fuente de la comida indicada.


En el 60% de los casos, se ve en esos movimientos, un contacto de antenas de las seguidoras hacia la bailadora. Lo que permite captar diferentes señales como el aumento de la temperatura de la bailadora o el polen que proviene de la flor.


Además de esos bailes, olor y contacto de antenas, puede haber flujos de aire y vibraciones del peine (vellosidad al nivel de las patas) generadas por la bailadora para atraer a las demás abejas. Un estudio de 2005, realizado por J.R. Riley y al, demuestra que la mayoría de las pecoreadoras no llegan a la fuente de comida prevista sin la utilización del olor y de los puntos de referencias visuales en la ultimas etapas del vuelo. Además, durante este vuelo, las informaciones obtenidas durante el baile puede ser finalmente ignoradas, la abeja eligiendo volver a un lugar del que se acuerdan. Cuidado, esta situación se ha demostrado en los lugares de clima templado, mientras que nos sería  eficiente en los lugares de clima tropical.  También se ha establecido que la abeja “principiante” seguirá más las indicaciones de la bailadora hasta que adquiera su propia experiencia : luego podría entonces  decidir de ignorarla o de confirmar su propia memoria de localización. 


La mayoría de las especies de abejas en la naturaleza siendo solitarias, un comportamiento social como esos bailes no es a menudo observable. No obstante, se encuentran en la naturaleza especies teniendo formas de reclutamiento de sus congéneres para el pecoreo, tal como las especies de tipo Bombini (abejorros) y los Meliponini (Abejas sin dardo). Estas dos especies no comunican sobre la localización, pero sobre las fuentes de alimentación disponibles y sus perfumes. Un comportamiento adaptado para aumentar la probabilidad de encontrar comida para el nido.



Fuentes :


1.     Alemayehu Gela Bayeta. Molecular Analysis during the embryo development of honeybees. Lambert. 2014.

2.     A. Dornhaus. Evolutionary origins of bee dances. Nature 1999.

3.     De Mark L. Winston. The Biology of The Honey Bee. Harvard University Press. 1991.

4.     James L. Goud. Honey bee communication. Nature. 1974.

5.     J. R. Riley et al. The flight paths of honeybees recruited by the waggle dance. Nature. 435. 2005.

6.     K. Rohrseitz & J. Tautz. Honey bee dance communication: waggle run direction coded in antennal contacts? Journal of Comparative Physiology. 1999.

7.      M. J. Couvillon. The dance legacy of Karl von Frish. Insectes Sociaux. 2012.

8.     https://passion-entomologie.fr/yeux-composes-insectes-anatomie-structure/

 



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24 de octubre de 2020
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