Asco a la comida? Y si fuera el síndrome de disoralidad sensorial

Asco a la comida? Y si fuera el síndrome de disoralidad sensorial

Imagine que en su hamburguesa, está obligado a quitar la ensalada, los tomates y las cebollas, que solo quede la carne, la salsa y el queso si lo toleran. Ha quitado esos alimentos porque le dan ganas de vomitar. Pues, es lo que viven cada día las personas que sufren del Síndrome de Disoralidad Sensorial (SDS para los íntimos).


Este síndrome afecta a un 25% de los niños con desarrollo normal y entre el 50 y el 80% de los niños o adultos con pluridiscapacidad. Cada individuo no sufre de la misma manera, los síntomas pueden presentarse bajo forma de simple asco para algunos alimentos hasta la aversión total. Cada persona no rechaza los mismos alimentos, pueden ser frutas y verduras, los almidones o la carne. De hecho, este síndrome se mantuvo en la sombra durante mucho tiempo y se consideró como un capricho por parte de los niños. Se puede enumerar cierto número de síntomas cada uno más simpáticos que el otro como náuseas, arcadas, regurgitación, vómitos, falta de apetito o incomodidad a los olores, al lavado de dientes, etc.


La aversión para algunos alimentos(phobie-alimentaire.fr)



El origen del Síndrome de Disoralidad Sensorial

El SDS es debido a una hipersensibilidad de la boca al nivel de las encías, del paladar y de la lengua. Esta última se compone de una multitud de nervios que van a transmitir las informaciones al cerebro cuando entre en contacto con los alimentos. Todo ocurre al nivel de los receptores mecánicos y químicos.

Imaginemos que la boca es el edificio de la ONU y que los diferentes servicios de comunicación sean los receptores. Hay decenas de personas de países diferentes que trabajan allí y numerosas lenguas habladas que se puede comparar a los alimentos. La comunicación entre esos países se hace vía mail o vía correo postal en los servicios dedicados. Un servicio va a recibir una información en un idioma, traducirlo, y luego mandarlo al Consejo (el cerebro).

La lengua (el órgano) se compone de receptores llamados papilas gustativas, que son receptores químicos, digamos que son los mails. No podemos tenerla en la mano pero sin embargo su información existe, podemos leerla, entenderla y responderle, como cualquier información dada por esas pupilas: la sensibilidad (dolor, temperatura) y los gustos (dulce, salado…). La lengua también se compone de papilas filiformes, que son receptores mecánicos, y estos son correos que sí se pueden tener en la mano y tocar. Aquellas papilas hacen de la lengua un órgano del tacto, capaz de reconocer las formas con las cuales entra en contacto.

Esquema de una papila gustativa



Pero también se conoce que al igual “comemos” con la nariz, metafóricamente hablando. El interior de la nariz se compone de muchos receptores químicos (los mails) y van a permitir al cerebro asociar un olor a un alimento. En un caso normal, el alimento que entra en contacto con el interior de la boca va a provocar una estimulación de los receptores. Es como si uno de los países de la ONU mandase mails y correos a los servicios para devolver las informaciones traducidas al Consejo (el cerebro). El Consejo conoce las informaciones y manda sus instrucciones. El cerebro va a secretar dos hormonas con una tasa más o menos elevada : la dopamina y la serotonina, las hormonas del “placer”. Van a determinar la atracción para algunos alimentos y no otros.

Si la respuesta del cerebro al estímulo es demasiado rápida, intensa o larga, se habla de hipersensibilidad. Es como si el Consejo mandase muchas instrucciones al mismo tiempo y que los empleados no tuvieran el tiempo de hacerlo todo. El cerebro secretó demasiadas hormonas, la información es tratada mal y esto provocará un reflejo nauseoso en el niño.

El SDS es hereditario, lo que significa que toda una familia puede estar afectada y que uno de los dos padres lo ha transmitido, pero cada uno puede sufrirlo con grados diferentes. Por ejemplo, una madre puede tener un asco para algunos alimentos; la hija, una aversión para las frutas y verduras y el hijo, una aversión para casi todos los alimentos.



Las consecuencias psicológicas y sociológicas

Cuando un niño no come normalmente, todo su entorno está impactado. Cada uno siente vergüenza, culpa, mirada de los demás. Los padres tienen la sensación de haber fracasado en su papel, su hijo no es “normal”, se hallan desamparados frente a la situación y se sienten impotentes. A menudo, cuando hablan del tema alrededor de ellos, sea con su entorno o con su médico, siempre se repiten las mismas frases. “Vendrá más tarde”, “tu hijo es difícil!”, o “es un capricho”. El trastorno alimentario del hijo se vuelve un tema tabú.

Los diferentes síntomas del SDS


Por parte del niño, no es fácil tampoco. Tiene la sensación de haber fracaso en satisfacer a sus padres y está avergonzado de sí mismo. En el comedor, es la carrera de obstáculos para alimentarse con otra cosa que el pan.

También está la culpabilidad de tirar la comida que no será consumida. A esto se añade la presión psicológica de los responsables del comedor, que pueden obligar al niño a comer su bandeja, incluso a costa de que vomite delante de todo el mundo. El niño va a padecer la mirada de los demás cuando esté invitado a meriendas o a comer en casa de amigos. Explicar que uno no come de todo, hacerse el caprichoso se vive mal: el niño se encierra en sí mismo, se vuelve tímido, y crea estrategias para pasar desapercibido.

A esto se puede añadir carencias alimenticias. Si no se hacen cargo del SDS con tiempo, a un niño que no come ninguna fruta ni verdura le faltaran vitaminas, minerales, etc. Para los padres, es un punto de más que vigilar.


Un tratamiento es posible

Desde 2018, los logopedas calificados se hacen cargo de este síndrome y existe un “tratamiento”. Se trata de masajes bucales a efectuar todos los días, 7 veces al día durante 8 meses en el paladar, las encías y la lengua.

Esquema de masajes bucales(El síndrome de disoralidad sensorial y sus consecuencias para el cirujano dentista, 2017)


El objetivo es estimular las zonas hipersensibles para atenuar la respuesta del cerebro (el Consejo), sin provocar el reflejo nauseoso.

Hace falta ir progresivamente y la zona que estimular se agranda poco a poco. El logopeda también va a dar ejercicios al paciente para acostumbrarse al tacto, al olor y al gusto de los alimentos no tolerados. Aquí también, el objetivo es ir lentamente. Hay que conseguir que el paciente salga de su zona de comodidad sin apresurarlo. No hay que olvidar que en la mayoría de los casos, se trata de niños de poca edad o de personas discapacitadas.

En algunas situaciones, los traumatismos de esos trastornos alimenticios son tan profundos que es necesario tener un doble seguimiento con un psicólogo. Se trata de un programa largo y cansino tanto para el paciente como para el entorno. Pero para las personas que padecen de este síndrome, el poder tolerar aunque sean solo algunos alimentos es un verdadero alivio.


El SDS una vez adulto

Cuando el SDS no se trata siendo niño, hay que perseverar al nivel adulto, pero no existen datos concretos. Muchas veces se trata de niños cuyo médico decía “no pasa nada, solamente es difícil, pasara”. Vienen a continuación años de vergüenza, de culpabilidad y de trucos para esconder a la gente que la persona no come normalmente. Y cuando esos adultos por fin tienen acceso a un seguimiento médico, el camino por recorrer psicologicamente es mas largo, hace falta conseguir pasar por encima de aversiones, reflejos y trucos anclados desde hace años.

Entonces no se olviden : un niño que tiene dificultades en comer no tiene que ser un niño caprichoso.

Fuentes :

1. Sarah de Roeck. La prise en charge orthophonique de la dysoralité sensorielle de l’enfant tout-venant : critères d’évaluation de l’efficacité des massages de sensibilisation. 2018.2. Julie Deprez. Le syndrome de dysoralité sensorielle et ses conséquences pour le chirurgien dentiste. 2017.3. Catherine Senez. Rééducation des troubles de l’oralité et de la déglutition. De Boeck Solal. 2015.4. Miller L.J, Schaaf R.C. Sensory Processing Disorder. Ecyclopédia Infant Early Child Dev. 2008

5.Dysoralité sensorielle. Phobie alimentaire. http://www.phobie-alimentaire.fr/?s=dysoralit%C3%A9+sensorielle


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