El bazo, ese trabajador inagotable

El bazo, ese trabajador inagotable

Se habla poco de ella, aunque su rol sea esencial. Reserva de sangre en caso de necesidad urgente, también recicla y destruye los “ viejos” glóbulos rojos al mismo tiempo que filtra y purifica nuestra sangre. Un órgano que ganamos en conocer.



Ella lo da todo por nuestra sangre


Presente en la mayoría de los vertebrados, el bazo se sitúa en el ser humano, bajo el lado izquierdo del diafragma, entre la 9a y la 11a costas. Es un órgano liso y convexo, situado enfrente del diafragma, que mide entre siete y 14 cm de largo y pesa alrededor de 200 gramos. Si su volumen varia según el tamaño, el peso y la constitución de una persona, no varia en función del sexo o de la edad. La estructura del bazo es similar a la de un gran ganglio linfático y cumple funciones similares: actúa como un filtro sanguíneo primario. Se divide en dos partes: la pulpa roja, que representa 78% del órgano entero, y la pulpa blanca, una parte mucho más pequeña que representa alrededor de 22% del órgano.

La pulpa roja se constituye de numerosos sinusoides esplénicos (pequeños capilares en los cuales circula la sangre) vinculados por cordones de Billroth. Los cordones de Billroth son tejidos conjuntivos. Aseguran el apoyo y la protección de los otros tejidos. Contienen una gran población de monocitos y de macrofagos, las fuerzas que preservan nuestra salud contra los invasores y sirven de tamiz alrededor de los senos esplénicos mencionados anteriormente. Los cordones de Billroth son entonces como el aislante del bazo, que filtra los glóbulos rojos quitados (eritrocitos senescentes) que no son lo suficientemente flexibles para pasar a través de sus mallas. El número de nuestros monocitos confinados en los cordones de Billroth es superior al número de soldados monocitos que circulan en la sangre, lo que permite una movilización rápida en caso de fuerte invasión exterior de bacterias o de virus, también llamado infección aguda. Los sinusoides son gordos vasos que se drenan finalmente en la vena esplénica. Con los cordones de Billroth, filtran las células sanguíneas anormales o usadas, delegandolas para ser devoradas por los macrofagos. Además, filtran también los desechos celulares, los thrombus y los agentes patógenos. Los glóbulos rojos devorados se reciclan en hemoglobina. La parte globulina se degrada en sus ácidos aminados constitutivos, y la parte hemo se metaboliza en bilirrubina.

La pulpa blanca resguarda varias regiones distintas, cada una teniendo una función única pero siempre relacionadas con las defensas de nuestro organismo contra una infección:

- Las vainas linfoides periarteriolares (PALS) contienen Las células T, las células inmunitarias primarias.

- Los folículos linfáticos producen anticuerpos IgM e IgG2, que pueden destruir las cápsulas bacterianas. También contienen células B.

- La zona marginal, que divide la pulpa blanca y la pulpa roja, contiene células dendríticas y macrofagos, también llamadas células presentadoras de antígenos.

Los macrofagos están presentes en las dos primeras zonas de la pulpa blanca. Vigilan la función de las células T y B y refuerzan las defensas contra las infecciones potenciales. con los demás, forman un escudo en constante adaptación contra todos los desechos y cuerpos extranjeros presentes en nuestra sangre. 



El bazo al rescate

Al contrario de los otros órganos intestinales, el bazo se desarrolla a partir del tejido mesenquimatoso, que normalmente forma la piel, los huesos y la sangre. Sin embargo comparte el mismo abastecimiento en sangre que el resto de los órganos intestinales.

Mientras que la médula ósea es la principal fuente hematopoyética en el adulto (fuente de generación de las células sanguíneas), el bazo asegura esta función hasta el séptimo mes de gestación. Las funciones eritropoyéticos del bazo se paran completamente después del nacimiento, pero conserva la capacidad de producir linfocitos, alimentando el sistema linfático.

Gracias a los sinusoides de la pulpa roja, el bazo almacena alrededor de 30% de los glóbulos rojos del organismo, y hasta 240 ml de sangre, que pueden ser liberados que instantáneamente, en caso de un acontecimiento que ponga la vida en peligro, como una hipoxia o una pérdida de sangre. Esta característica se preserva desde los primeros días del desarrollo.



Aún quedan elementos de su funcionamiento por descubrir

Aunque los científicos sepan mucho del bazo y de sus funciones, quedan aún preguntas por resolver. Sabemos poca cosa sobre la transición entre la producción de glóbulos rojos en el embrión precoz y la función del bazo después del nacimiento. Además, el origen de las células inmunológicas del bazo sigue siendo todo un misterio.

Los tumores son una de las afecciones más devastadoras del bazo, en particular por culpa de sus vínculos con el sistema inmunitario. Aún no existe test o procedimiento uniforme que permita determinar rápido y de manera fiable si el bazo de una persona está afectado de un tumor de estadio precoz, cuando esta pueda aún ser tratada sin mayor problema. Todos los tests actuales se apoyan en análisis sanguíneos o en un examen físico por palpación, tests de imaginería como el scanner son de los últimos recursos. Nuevas herramientas de diagnóstico no invasivas están siendo desarrolladas para tener un mejor panorama del estado del bazo, de su función y de su porvenir.

El bazo trabaja incansablemente como un tamiz contra todos los agentes patógenos y los desechos celulares a lo largo de su vida. Es el órgano linfático más grande del cuerpo humano y, salvo traumatismos, enfermedades raras y tumores, produce toda una serie de anticuerpos, de linfocitos y otras células inmunológicas que ayudan no solo a filtrar la sangre, sino también a luchar contra las infecciones en todo el cuerpo. Un órgano que no se debe descuidar.


Fuentes :

  1. Carl Pochedly, Richard H. Sills, Allen D. Schwartz (1989). Disorders of the spleen: pathophysiology and management. Informa Health Care. pp. 7–15. ISBN 0-8247-7933-9.
  2. den Haan, Joke M.M.; Kraal, Georg (2012). "Innate Immune Functions of Macrophage Subpopulations in the Spleen". Journal of Innate Immunity. 4 (5–6): 437–445. doi:10.1159/000335216. ISSN 1662-8128. PMC 6741446. PMID 22327291.
  3. Mebius, RE; Kraal, G (2005). "Structure and function of the spleen". Nature Reviews. Immunology. 5 (8): 606–16.
  4. Michael Schuenke, Erik Schulte, Udo Schumacher, Lawrence M. Ross, Edward D. Lamperti (2006). Atlas of anatomy: neck and internal organs. Thieme. p. 219. ISBN 1-58890-360-5.
  5. Sahin, NE; Oner, Z; Oner, S; Turan, MK (10 January 2022). "A study on the correlation between spleen volume estimated via cavalieri principle on computed tomography images with basic hemogram and biochemical blood parameters". Anatomy & Cell Biology. 55 (1): 40–47. doi:10.5115/acb.21.177. PMC 8968228. PMID 35000931
  6. Swirski, FK; Nahrendorf, M; Etzrodt, M; Wildgruber, M; Cortez-Retamozo, V; Panizzi, P; Figueiredo, J-L; Kohler, RH; Chudnovskiy, A; Waterman, P; Aikawa, E; Mempel, TR; Libby, P; Weissleder, R; Pittet, MJ (2009). "Identification of Splenic Reservoir Monocytes and Their Deployment to Inflammatory Sites". Science. 325: 612–616. doi:10.1126/science.1175202. PMC 2803111. PMID 19644120
  7. Finally, the Spleen Gets Some Respect" By Natalie Angier, The New York Times, August 3, 2009


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3 m
12 de octubre de 2023
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