El dolor silencioso de las mujeres
En el marco del día de los derechos de la mujer, con el equipo Cortex, os entregamos este artículo sobre la endometriosis, acompañado de testimonios escritos y orales.
Antes de meter el dedo en la llaga, es necesario recordar cómo funciona una mujer, así como su ciclo menstrual.
Cada mujer que tenga una vagina, un útero, trompas de Falopio y ovarios posee normalmente lo que llamamos ciclos menstruales. Un ciclo menstrual se descompone sobre un mes. Durante este mes, la mujer, sus órganos y sus hormonas van a sufrir diferentes cambios para que su cuerpo pueda, en cierto periodo, acoger a un futuro bebé.
Esquema del aparato reproductor de la mujer
Cada mes, al principio de un ciclo, los ovocitos, que están contenidos en unos folículos, están listos para ser expulsados. Durante los 14 primeros días del ciclo, su tamaño aumenta hasta que de uno de ellos se desmarca. Un ovocito es entonces expulsado el día catorceavo por uno de los dos ovarios, una vez que llega al pabellón de la trompa, se convierte en un óvulo. En paralelo, otro órgano cambia de aspecto: es el útero. Durante los 5 primeros días, la mucosa que lo tapiza va a degenerar y destruirse, es la regla. Después de esto, va a reconstruirse y espesar su pared endometrial. Después de la ovulación, el útero cambiar otra vez de aspecto y se ve aparecer la didrogesterona. Es en estas condiciones que un embrión puede anidarse y desarrollarse.
Esta sincronización del útero y de los ovarios está ligada a una secreción de hormonas que provienen de los ovarios. La concentración en hormonas varía según el periodo del ciclo. Hallamos el estrógeno y la progesterona. Al principio del ciclo, su concentración es baja, por lo tanto, nos baja la regla. Un aumento de estrógeno va a permitir entonces que se regenere la mucosa uterina. Después de la ovulación al día catorceavo, será la progesterona la que toma el relevo.
La endometriosis, esta enfermedad que afecta del 6 al 10% de las mujeres
La endometriosis es una enfermedad ginecológica aun mal conocida, y sin embargo frecuente, que afecta a las mujeres en edad de procrear. La formación de tejido endometrial se hace en unos lugares donde no debería estar presente. Las células endometriales tapizan la pared del útero y se desarrollan para acoger a un embrión.
Esquema del aparato reproductor de la mujer padeciendo endometriosis
Cuando la mujer padece la endometriosis, sus células endometriales van a migrar a las trompas en vez de ser evacuadas durante el periodo y así van a alojarse en la cavidad pélvica.
Esquema de los depósitos de reglas en la cavidad pélvica
En algunos casos, también podemos encontrar estas células en diferentes zonas del cuerpo tales como la vagina, el recto e incluso a veces el hígado, los pulmones y el cerebro. Estas células una vez fijadas a los órganos van a crear lesiones y actuar en los juegos de hormonas durante el ciclo menstrual. Van a desangrar, lo que puede crear fuertes dolores durante (dismenorrea) y fuera de la regla. Un cansancio fuerte puede también notarse. Para algunas mujeres, aparecen dolores durante la micción (disuria) y la defecación (dischesia), así como durante las relaciones sexuales (dispareunia).
Se dice que hay unas endometriosis porque los síntomas y la gravedad varían en función de las mujeres afectadas y, sobre todo, hay entre ellas mujeres asintomáticas, o sea entre el 5 y el 10% (que no tienen signos de la enfermedad, como el dolor).
Para esto, la ASRM (American Society for Reproductive Medicine) ha establecido una clasificación en función de la ubicación y del tamaño de las lesiones observadas en el transcurso de la intervención quirúrgica: I (mínima), II (ligera), III (moderada), IV (severa).
Hay tres grandes tipos de endometriosis:
– La endometriosis peritoneal superficial: se trata de una fase donde unos «trozos» del endometrio van a encontrarse implantados fuera de su zona y van a actuar en función de las hormonas regulando el ciclo menstrual. Esas zonas afectadas no se curan del todo.
– La endometriosis infiltrante profunda: al contrario del caso precedente, no hay una influencia real del ciclo menstrual. Los «trozos» de endometrio puede encontrarse en las zonas de detrás del útero y de la vagina como en la zona rectal.
– Endometriomes ováricos: se encuentran quistes de color oscuro cuyo color es la consecuencia de los repetidos sangrados de los «trozos» de endometrio alojados en algunas zonas.
La o las causas de la endometriosis son aún desconocidas, sin embargo, existen varias hipótesis. Se sabe que la endometriosis reacciona a las hormonas, es entonces hormonodependiente. Se sabe también que el sistema inmunitario tiene un papel durante la inflamación, pero no se sabe aún si es del sistema inmunitario el que tiene un impacto sobre la enfermedad o si es a la inversa.
La hipótesis dominante de las causas de esta enfermedad es la implantación. Como hemos explicado previamente, se trataría de células endometriales migrando en la dirección equivocada, remontando las trompas y alojándose en diferentes órganos, aunque es poco probable que esto sea la única explicación.
La consecuencia directa de la endometriosis, a parte de los dolores, es la esterilidad. De hecho, es en esta ocasión, durante un control médico para tener un hijo/a, que ciertas mujeres son diagnosticadas.
Las técnicas de diagnostico
De manera corriente y en un primero momento, las mujeres afectadas son detectadas gracias a unas palpaciones por parte de un médico o de una comadrona. Una ecografía pélvica, e incluso una resonancia (imaginería de resonancia magnética) son a menudo prescritas a continuación. Con el fin de confirmar el diagnóstico de la enfermedad, es preciso efectuar una muestra de tejido para hacer un estudio histológico (observación y estudio del tejido). Esta muestra se hace durante una cirugía llamada laparoscopia. Esta operación permite al mismo tiempo, confirmar la presencia de la enfermedad, clasificarla en la escala de la ASRM y tratar las lesiones aparentes para aliviar los dolores.
Los científicos sospechan factores de riesgos
Hoy en día que la palabra se libera lentamente en varias áreas, en los debates de salud pública encontramos a menudo los mismos culpables: los perturbadores endocrinos. Roundup, algunos medicamentos, algunos plásticos... En el caso de la endometriosis, los científicos son propensos a pensar que esos perturbadores endocrinos tienen un papel en el progreso de la enfermedad, pero también en su desencadenamiento. Otro elemento que podría entrar en juego en el marco de esta enfermedad: la epigenética. Para los lectores que no están familiarizados con esta noción, les invito a leer nuestro artículo «Nuestro impacto sobre nuestros genes». En resumidas cuentas, la epigenética ilustra la capacidad que nuestro entorno tiene para influenciar la expresión de nuestros genes.
Estos dos factores a riesgos no siempre están plenamente designados como responsables, pero varios investigadores se interesan extremadamente en ellos.
¿En qué punto estamos hoy en día?
Y bien, actualmente, existen dos tipos de tratamiento para las mujeres padeciendo la endometriosis. La vía medicamentosa, que conlleva la mayoría del tiempo la toma de anticonceptivos orales y de progestativos para interrumpir las reglas y disminuir los dolores. Pero pocas mujeres parecen aguantar esta opción por culpa de los elevados efectos secundarios como un aumento de la vellosidad, fuertes cambios de humores, una disminución de la libido... Esta vía se usa para obtener efectos a largo plazo, pero no es compatible con un deseo de tener hijo/a. La segunda solución es la cirugía, que se aplica con la determinación de procrear, pero también de reducir los dolores.
Después de haber leído este artículo, es importante entender que la endometriosis sigue siendo una enfermedad que ni se comprende ni se atiende correctamente. Existen métodos para aliviar esas mujeres que la padecen, pero nada que les permita estar plenamente curadas. Es la razón por la cual es importante comunicar y hablar de esta enfermedad. Tanto para no tener más mujeres que, a fuerza de errar y de la incomprensión del cuerpo médico, no se sienten «legítimamente enfermas»; pero también para implicar y valorizar el mundo de la investigación que se aplica en encontrar soluciones.
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