Nuestro 2ndo cerebro
El microbiota intestinal, cuyo peso alcanza desde 1 hasta 2 kg, representa el conjunto de microorganismos presentes en nuestros intestinos. Cumple dos grandes funciones: la degradación de los alimentos para obtener energía vía lo que hemos comido previamente y el desarrollo del sistema inmunitario. Esas bacterias son indispensables a nuestra existencia.
Hoy en día, la investigación sobre el microbiota intestinal es particularmente activo con mas de 25 000 artículos publicados a día del 1ero de septiembre de 2019.
Varios estudios han demostrado que el microbiota intestinal tenia una influencia sobre nuestro cerebro, incluido sobre nuestro comportamiento, e inversamente. Unas alteraciones de la composiciones del microbiota intestinal vinculadas a varios síntomas o enfermedades han sido identificadas, tales como problemas neurológicos, autismo, trastorno neurodegenerativos (vinculados a la destrucción de las neuronas), estrés y enfermedades vasculares cerebrales.
Esquema de las desregulaciones del microbiota y de su impacto sobre el cerebro (Fuente : Sibo Zhu et al. The progress of gut microbiome research related to brain disorders. Journal of Neuroinflammation. 2020).
Este microbiota es entonces importante tanto para el mantenimiento de la flora intestinal (conjunto de microorganismos viviendo en él) como para el buen funcionamiento y el desarrollo del cerebro.
El cerebro y más precisamente el sistema nervioso central tienen la capacidad de modificar el medio-ambiente de las bacterias viviendo en nuestros intestinos, y eso gracias a la regulación de las moléculas que circulan en él así como la inmunidad.
Esquema del sistema nervioso central compuesto del cerebro, del cerebelo y de la médula espinal.
Unos factores a la vez exteriores e interiores pueden tener una influencia, como las costumbres alimenticia, el modo de vida, una infección o también una exposición precoz a unos microorganismos. La ingestión de grasas en cantidades demasiado grandes pueden particularmente tener un impacto negativo sobre las capacidades de aprendizaje. Las predisposiciones genéticas, el metabo-lismo, la inmunidad y las hormonas son, en cuanto a ellos, factores internos.
La composición del microbiota es igualmente vinculada a la morfología del cerebro. Es necesario al buen desarrollo de nuestro hipocampo, quién tiene un papel central en la memoria y la navegación espacial, pero también en las células gliales (véase el artículo sobre « Los mitos del cerebro »).
Esquema de la geografía del cerebro con la localización del hipocampo.
Es a partir de ahora admitido que el microbiota tiene un papel en la depresión y en los comportamientos ansiosos.
En el artículo « Hormonas del estrés », hemos visto que, en respuesta al estrés, una zona del cerebro en particular se activaba : la HPA o eje hipotalámicopituitaria-suprarrenal.